Fosas sépticas de concreto / hormigón y otras alternativas

Existen diferentes tipos según el material de construcción: fosas sépticas de concreto/hormigón, fosas sépticas de polietileno, fosas sépticas de fibra de vidrio y los tanques de acero. Antiguamente, eran pozos abiertos en la tierra, pero a mediados del siglo 19 se inventó la fosa séptica tal y como se conoce hoy en día. Se trata de un depósito enterrado en el exterior de una vivienda cuyo fin es tratar las aguas fecales, eliminando los sólidos de estas aguas a través de la decantación y la sedimentación.

Todo el material pasa a través de la tubería de entrada hasta la fosa y allí se separan los materiales sólidos de los líquidos. De esta forma se quedan los primeros en la superficie o en el fondo en forma de lodo o sedimento.

Con el tiempo, las bacterias van reduciendo estos sólidos. Son comunes en viviendas que se sitúan en zonas en las que no disponen de una red municipal de alcantarillado. Por ello, están obligadas a disponer de un sistema de almacenaje seguro y de una posterior eliminación de los residuos. Este proceso de eliminación se realiza mediante un especialista que aspira los materiales con un camión especializado.

Tipos de fosa séptica según sus materiales de construcción

tipos de fosas sépticas en función de material

Fosas sépticas de concreto / hormigón

Este material era el que más se utilizaba para la fabricación de las fosas sépticas. Se construyen utilizando cemento, tochos y otros materiales en el terreno de la vivienda. Son herméticos y resistentes debido a la gran pesadez del hormigón resistiendo las fuerzas de flotación mejor que otros materiales. Además, como están hechas de cemento, se pueden amoldar a diferentes formas. La principal desventaja de este tipo de fosas es que se necesita acceso y espacio para una grúa montada en un camión.

Fosas sépticas de polietileno

Este tipo de material tiene una gran resistencia a impactos. Están especialmente diseñadas para zonas con posibilidad de corrimiento de tierras o en zonas con peligro de desprendimientos, como en áreas montañosas. La principal ventaja es que se trata de un material muy ligero y económico. Su ligereza hace que su instalación sea mucho más fácil que los de hormigón. Además, puedes encontrarlos en pequeños tamaños, como cubos, o incluso muy grandes sin que sean muy pesados. El hormigón es más resistente a la oxidación y a los procesos químicos naturales que se producen en su interior. El principal inconveniente es que, debido a su ligereza, es más posible que pueda haber daños estructurales o incluso llegar a moverse cuando hay periodos de suelo húmedo. Tiene que ser instalado cuidadosamente para que no sufra ningún desperfecto. Son livianas, de una sola unidad y se pueden trasladar a lugares con difícil acceso. El polietileno de alta densidad, también conocido como HDPE, tiene un peso específico de 0.97 a diferencia de los de hormigón armado que tienen un peso de 2.50. El anclaje de este tipo de estructuras necesita una preparación adicional en el lugar de su instalación lo que puede conllevar a necesitar más mano de obra y tiempo para el anclaje.

Fosas sépticas de fibra de vidrio

Es una de las que más se utilizan hoy en día. Son muy ligeras y muy fáciles de transportar. Lo que las hace una muy buena opción para parcelas de difícil acceso. Son un poco más pesadas que las fosas sépticas de polietileno, pero son muy manejables . Su principal inconveniente es que hay que tener mucho cuidado a la hora de su instalación ya que son algo susceptibles a romperse. Esto las hace poco convenientes para lugares con suelos arcillosos.

Tanques de acero

Se trata de la fosa séptica menos común, ya que casi está en desuso. El principal inconveniente de estas fosas es que pueden oxidarse y si su tapa está oxidada y fuera de la tierra esta podría romperse. Esta rotura podría darse si alguna persona caminase por encima, sobre todo si están enterradas en la tierra. Duran como máximo unos 25 años. Están diseñadas para recibir las descargas de aguas fecales de la vivienda. Proporcionan un tiempo de retención de los residuos adecuado, lo que hace que sea más fácil separar los sólidos suspendidos, digerir parte de la materia orgánica y retener temporalmente los lodos, espumas y natas generadas.

Tipos de fosas sépticas según el tratamiento de residuos

Fosas sépticas de acumulación

Este tipo de fosas sépticas están diseñadas para recoger las aguas residuales y almacenarlas. Una vez que se llenan, el encargado del vaciado y de su limpieza es una empresa especializada, que recoge los residuos de la fosa para tratarlos siguiendo la normativa vigente medioambiental. La principal ventaja de este tipo de pozos sépticos es que da lugar a una sedimentación que puede reducir hasta un 35 % la cantidad de residuos del agua.

Fosas sépticas de filtro biológico

Este tipo de fosas tienen un sistema de filtros en los que se adhiere la mayor parte de los residuos, por lo que el agua de estas fosas es menos sucia. En base a ello, se reducen los residuos en ella hasta un 87 % y, por tanto, el tratamiento de aguas residuales es más económico y rápido. Al igual que en las fosas de acumulación, tanto la limpieza como el tratamiento de los residuos tiene que ser realizado por un especialista.

Fosas sépticas de oxidación total

Este tipo de fosas, aunque no depuran totalmente los residuos, pueden llegar a reducirlos hasta un 90 %. Gran parte del agua es depurada gracias a su sistema de recirculación de residuos, aunque esta, como las anteriores, debe ser tratada con la normativa para el tratamiento de aguas residuales vigente.

Si tienes un problema con tu fosa séptica o necesitas información, contamos con un equipo de profesionales especializados en el vaciado y limpieza de fosas sépticas. Ya sean fosas sépticas de concreto/hormigón, fosas sépticas de polietileno, fosas sépticas de fibra de vidrio y los tanques de acero. Estaremos encantados de ayudarte.

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